sábado, 28 de enero de 2006

ELLA... Y NO OTRA




Esta es ella,
La de tímido mirar
La que de lisonjas se esconde
y es capaz de reconocer en unos ojos la mentira

Esta es ella,
La que llora ante el lamento del mundo,
La que se regocija en esas noches de hogar,
ante los recuerdos de la infancia,
del padre que se fue,
de aquel hermano divertido que marchó temprano
de los abuelos idos,
seres que se eternizan en su corazón

Es ella la de días de fiesta
Días de amigos… de paseos en familia
Recuerdos arraigados que nunca sucumbirán.
¡Cuánta diversión! ¡Cuánta inocencia del mundo!

Esta es ella,
La que ama la lluvia cuando golpea suave en su ventana,
La que ama la brisa de diciembre en su rostro y en su corazón.
Ella es la que veo retozar como una niña que aún no crece,
La que ríe, y que en una lágrima encuentra una razón para seguir viviendo.

Ella es la que ama, sin callar
La que se entrega toda
Y celosa cuida lo suyo
La que en la sencillez del mundo encuentra su libertad

y se eclipsa ante pompas y prosapias.


Es la que en un atardecer de rojos y naranjas danzarines
Y en el rocío de un rosado amanecer
A Dios encuentra
Y de su amor plétora, al mundo se entrega.


Es ella la que rápido se yergue del azote
y que en el insoportable peso halla una luz.

Y un día no quisiera que ella fuera otra,

Amy/28/06 - 09:09 am

sábado, 21 de enero de 2006

OTRA NOCHE SERÁ


En el silencio de las velas derretidas,
en el callado destapar de un licor destinado a tu piel, que no fue abierto
y en el hielo no tocado... y en la música que juntos no danzamos,
y en la cena que no fue
vivió el amor...
creció y se fortaleció en la esperanza de otra noche... de otros días tuyos y míos.

Otra noche será... otros días vendrán y el silencio ya no existirá más.

martes, 17 de enero de 2006

PARA AQUEL POETA QUE AMA MIS VERSOS


Rugir del viento en la silente noche de marzo,
Y en la piel se tejen las pasiones expectantes.
Truena el viento en la roja tarde
Y se escucha en el ocaso el latido enardecido,
y el frenesí y el paroxismo de dos pieles
que urden y fraguan la pasión que no sucumbe.

Cuerpos y almas que en divino conjuro,
Se confabulan sin tretas ni artificios
para derramar su embeleso en la estoica noche de astros celestiales.

Ruge el viento y la noche no termina…
Y la luz se detiene…
¡¡¡Complice y bienhechora luz que dilatas tu llegada!!!
y la euforia y el deleite se truecan en suspiros
ataviando el cosmos de eterno sentir del corazón.

Y ruge el viento… y se derriten los cuerpos
fundiéndose en febril esperanza,
en el fuego y arrebato de la noche celestina.

¿Espejismo? ¿Embrujo de la oscuridad?

Y mientras... que ruja el viento…
que se fundan los cuerpos en inefable placidez.
Para esperar el arribo del mañana que promete.


Amy/Marzo 2-2005- 8:22 pm

BEBERTE SORBO A SORBO QUISIERA


Beber de tus labios la pasión
Locura inminente que se derrama en mi piel.
Sentir el calor que abrasa y sofoca deliciosamente
Con sabor a eternidad…
paladeando palmo a palmo tus entrañas
y escudriñando tu alma que atisba mis caricias…

No quisiera que fueras solo fantasía…
Ni en la holgura de las noches
Ni en el cobijo de mi lecho.
No quisiera convertirte en mi quimera… no quisiera.

Saberte vivo… vibrando en mis entrañas
y en este pedazo de corazón,
sentirte en la humedad de mis labios,
conocerte palmo a palmo sin mesura…
como loca que retoza en tu piel.

No quisiera que en sólo un sueño que fue te convirtieras…
Que fueras un fuego derretido en la blanca nieve… no quisiera.

Sé tormenta en mi cuerpo…
sé tornado en mi piel y arrasa y anega mi vida sin licencia…
Sé tú… eternamente tú.

Amy/enero 18/2006 6:30 pm

LA HISTORIA DE RAMÓN

Al mirar su pelo de color negro, lacio, brillante y lleno de vida; y extasiarme en sus peludas patas de color amarillo, aún no puedo concebir, creer o aceptar, que ese hermoso perro que observo sea aquel que merodeaba la casa cada mañana, a la espera de un pedazo de pan, o de aquella papa rellena que mi hermano le llevaba al otro lado de la calle, donde él paciente y con sus ojitos tristes esperaba.

Es esta la historia de Ramón, un perro que deambulaba las calles... un perro que tal vez un día fue arrojado por algún insensato amo que a patadas, o por el maltrato. o quizá debido a los desperdicios que comía en cada esquina del pueblo, perdio todos sus dientecitos superiores e inferiores y contrajo de paso, la maldita sarna que afecta sin misericordia a muchos animales.

Cada mañana, Ramón, con su cuerpo repleto en una completa llaga, con sus orejitas afectadas por heridas, chorreando sangre, llegaba y se sentaba al otro lado de la calle, frente a mi casa, para que mi hermano, le regalara algo de comer. Y por supuesto, esa fue su suerte: dar con mi hermano y además, acercarse a nuestra vecina, que al igual que en mi casa, adora a los animales, especialmente a los perros.

Un día cualquiera, mi hermano y la vecina, se pusieron de acuerdo, y condoliéndose de Ramón (que era llamado "el desplazado") decidieron bañarlo allí mismo en la calle y untarle azufre con otro medicamento para sanar sus llagas. Fue así como su cuerpo empezó a tornarse grisaceo y el pelo, o más bien, los pocos que tenía, terminaron por caerse completamente. El desplazado, ahora era llamado "la hiena", por su cuerpo encorvado, su piel horrorosa, sumado al asco que provocaba a todo aquel que pasaba y lo veía.

Los días pasaron, hasta que Ramón milagrosamente, comenzó a sanar de sus llagas, sólo las heridas de sus orejitas, permanecían vivas.

El siguiente paso fue llevarlo al veterinario, quien le aplicó una inyección, que terminó de obrar el milagro. sin dejar de mencionar los cuidados que tanto mi hermano como mi madre le prodigaron, terminando de curar sus heridas, y no permitiendo que él mismo se lastimara al tratar de rascarse. Ahh!!.. se me olvidaba mencionar, que Ramón optó por dormir en la terraza de mi casa, y por ello mi hermano, religiosamente le sacaba, todas las noches, una alfombra pequeña donde el corría a acostarse. Cabe mencionar que no faltaba el ser indolente que lo miraba con desprecio y que arrojaba a la mitad de la calle la alfombra donde él dormía.

Y no sólo mi hermano, la vecina y mi madre, velaban por la salud de Ramón. Mis sobrinos, mis otros hermanos y el resto de los vecinos, se dieron a la tarea de hacer otro tanto, enviandole comida, remedios, plata, para que terminara de curarse. Y el milagro se operó: Ramón sobrevivió y unos pocos pelos comenzaron a brotar. Y un día, ya no recibió más su baño de cura en la calle, sino que fue llevado al patio de mi casa, por mi sobrino Luis Manuel, quien con sendos guantes en sus manitas, lo cargó y transportó hacia aquel lugar, para bañarlo allí, junto con su hermanita Melissa, pese a las recomendaciones de muchos, acerca del peligro de contagio de dicha enfermedad . Cuentan que era un espectáculo y toda una ternura extrema, ver como aquel par de niños bañaban a aquel animalito y una vez lo hacían, volvían a cargarlo y colocarlo en la puerta de la casa.

Transcurrieron las semanas y dos largos meses, hasta que el día menos pensado, mi hermano Jorge llamó a Ramón para que tomara su acostumbrado alimento (para ese momento, les hablo de concentrado y enlatado Pedigree), dentro de la casa, junto con Paquita, la perrita French Poodle y Michú, el gato terrible, exterminador de ratones.

Y una noche de lluvia, de torrencial y fría lluvia... a media noche, mi hermano recordó que Ramón dormía en la terraza, y salió... y allí lo encontró tiritando de frío, empapado. No pudiendo soportar aquello, Jorge lo llamó para que entrara a la casa. Y esa no fue la primera noche de Ramón bajo techo, siguieron muchas más, hasta que finalmente, decidieron dejarlo por completo en la casa, mientras sus heridas sanaran, evitando por todos los medios que se acercara a los otros animales.

Y Dios quiso que Ramón sanara completamente. Su pelo crecía a borbotones, hermoso, lacio, brillante. A ratos, agradecido, intentaba morder las botas de los pantalones de mis hermanos o sus zapatos, con las encías sin dientes.

Y asi se convirtió en el centro de atracción de toda la familia. Y al fin, supe yo de él, porque quiero aclararles, que lo que aquí les narro, fue información recibida durante las vacaciones de navidad, por cada una de las personas, que fueron testigos oculares de todo su proceso.

Yo no me podia perder el placer de conocerlo, y llegado el día, partí de Barranquilla para Fundación, mi pueblo natal y fue así que al llegar a casa después de dos horas y media de viaje, y ver que nos esperaban en la puerta, saludé con cariño a mis hermanos, a mis sobrinos, mientras solícita preguntaba: "Y Ramón dónde está?". Ya se imaginarán la reacción de todos al ver que estaba más pendiente de él, que de ellos.

Y el momento de conocerlo llegó a su final. Allí estaba Ramòn. Hermoso, alegre y saludándome como si toda la vida me hubiera conocido. Y no sólo a mí, sino a mis perras poodle: Ashley y Katy. Al verlo, mi primera reacción fue cargarlo y abrazarlo. Era como un muñeco de felpa. Invitaba a quererlo. Desde ese momento supe que Ramón y yo seríamos los mejores amigos. Y así fue. Ramón, aquel perro callejero, se ganó mi corazón... por siempre.

Amy/enero 18/2006 9:39 pm