¡¡Qué dilema carays!!
A ver.. a ver.. ¿qué palabras puedo plasmar en mi blog que agraden a todos aquellos que me visitan?... y claro está... con las cuales yo también me sienta satisfecha.
¿Escribir sobre la verdad y la mentira? o que tal acerca del irrespeto a las diferencias? ¿o de aquellos que sintiéndose muy seguros de ser amados, abusan del ser que los ama? ¿o tal vez sobre los celos?... ¿alguna vez los has sentido? ... La verdad, no estoy ni siquiera a medio camino de lo que verdaderamente deseo escribir, para que ustedes me lean... Me parezco a mis estudiantes, cuando tienen que elaborar un texto para la clase de Español y Literatura... Algunos terminan el suyo, antes de que yo termine de dar las instrucciones... otros se sientan y me miran largo rato, y después de media hora, me muestran el papel en blanco y me dicen: "Ms. no me salió nada". Entonces les digo: "Pues escribe sobre ese tema: No sé qué escribir"... Y comienza el proceso... largo... pero al final, el resultado termina por ser fabuloso.
Cuando cada uno de ellos, lee a la clase su poema o prosa poética, o relato, el aula se impregna de sentimientos que van desde el amor, hasta de una soledad inimaginable en esos jóvenes que apenas inician la vida... Se lee sobre la vida, la violencia, el amor, el inconformismo, para llegar a las lecturas de aquellos que no tenían nada sobre qué escribir... y aquí sí tenemos que agarrarnos el estómago, por las risas que despiertan estos textos... siendo al final, los más ingeniosos y creativos de la clase. Y por supuesto, todos al final, terminan por sentirse satisfechos de sus producciones... y orgullosos, piden que sean exhibidas en cartelera. Y yo... tranquila y feliz de que ellos se sientan igual.
Y es que escribir no sólo significa plasmar unas palabras al azar sobre el papel... no sólo significa poner una palabra detras de la otra, con perfecta coherencia y cohesión, escogiendo la sintaxis y la semántica adecuadas, dirigidas a un publico que nos leerá... De igual forma, Escribir no sólo es un acto para comprobar nuestra lucidez o nuestra torpeza mental. Ese acto necesita de algo mucho más grande que todo lo anterior: CORAZÓN... mucho corazón.
Me atrevo a aseverar, que no sólo requiere de la mente, sino del corazón, para poder escribir lo que verdaderamente satisfaga tanto a ti como escritor, como a aquellos que te leerán... Eres tú la persona a quien, en primera instancia le debe agradar lo que escribe. Por ello, cuando plasmes tus palabras sobre un papel, déjalas por un tiempo guardaditas, y después de unas horas, o unos días, o si eres aún mas exigente que yo, por uno o más meses. Y luego sí, léelas, no como el autor de ellas, sino como el lector de tus palabras... y entonces sí, conviértete en su más acérrimo e inquisidor crìtico. Empieza a quitar esta coma de aquí, a poner este conector allá; a darle un giro distinto a esta expresión cotidiana, convirtiéndola en una metáfora... Y al final, vuelve a leerlo, a degustarlo. Cierra los ojos e imaginalo, ponte en el lugar del lector, y observa qué sientes con tu escrito... en fin... de lector, pasa a ser el crítico número uno de tu composición... Y entonces... tú mismo/a decidirás si lo editas y publicas, o si arrugas el papel y directo a la caneca de la basura... pero botálo en un lugar accesible, pues tal vez te ocurra como a cierto escritor famoso... que no habiéndole gustado lo que había escrito, echó los papeles a la basura y un amigo, los tomó de allí, los mandó a editar y publicar, llegando a ser uno de los mejores cuentos, de aquel que los había escrirto.
En definitiva, el acto de escribir requiere de un proceso en el que se conjuguen mente y corazón, para que surja la palabra de vida... Tu palabra...
Bueno... y a fin de cuentas... yo no tenía sobre qué escribir y terminé haciéndolo, valga la redundancia, sobre el Acto de Escribir.
Diciembre 18/2005